La kombucha está de moda, pero no solo por sus beneficios como bebida, si no por las posibilidades que ofrece como biomaterial sostenible en un momento de emergencia climática. En esta oportunidad les vamos a contar sobre su utilización en el mundo textil.
La piel de la Kombucha: el nuevo biomaterial
La Kombucha es una bebida no alcohólica fermentada que se prepara a base de té. La fermentación de la Kombucha se consigue a través del SCOBY, u “hongo de la Kombucha”, un cultivo de bacterias y levaduras que actúan en simbiosis y que, durante el proceso, consumen azúcar y té verde. Gracias a esta fermentación, el té se transforma en una bebida con gran cantidad de vitaminas, minerales y ácidos orgánicos esenciales.
Ropa a partir del té kombucha
El proceso de ejecución es muy interesante: se prepara una gran cantidad de té kombucha como se hace normalmente (agua, té, azúcar y un SCOBY). Las bacterias y levaduras hacen que la bebida fermente, y con ella se genera celulosa, un biomaterial que es expulsado a la superficie del líquido. Esta sustancia resultante que se va solidificando es la que se empleará para crear la tela.
Según los días de fermentación que se empleen se generará una piel más gruesa o delgada. Ese material sólido luego se extrae, se limpia bien y se neutraliza su olor. Luego se seca y se colorea con pigmentos. A partir de ahí se elaboran las piezas de moda y decoración que van desde chalecos y vestidos, hasta lámparas, joyas, carteras y otros objetos. Curioso ¿verdad?
Actualmente, la diseñadora de moda Suzanne Lee lleva años investigando el cultivo de tejidos utilizando la misma receta que se emplea para hacer kombucha, una receta milenaria que se prepara con té azucarado fermentado mediante microorganismos. Su proyecto se llama Biocouture, y como ella misma explica en una charla TEDx, se trata de una simbiosis de bacterias, levadura y otros microorganismos que producen celulosa en un proceso de fermentación. Con este cultivo obtienen una gruesa capa (90% agua) que al secarse se convierte en algo parecido a una lámina de cuero vegetal flexible que puede ser cortado o cosido de la forma habitual. Además, se puede utilizar el material cuando todavía está húmedo para darle forma tridimensional.
Al tratarse de un material orgánico se han propuesto no utilizar químicos para su coloración. En su lugar, emplean diversos métodos como la oxidación ferrosa, el añil (que además lo convierte en anti-microbiano) y los tintes provenientes de frutas y verduras para obtener diferentes acabados.
El único problema que ha encontrado en este proceso es que el material resultante absorbe el agua, haciendo que las prendas lleguen a pesar hasta 100 veces más al mojarse. Por este motivo, las investigaciones de Suzanne se centran en hacerlo impermeable.
SIN COMENTARIOS