Lauren Singer, ha logrado dejar de producir basura, además ha descubierto que una vida ecológica también representa una vida sana.
Nuestra sociedad genera cada día una gran cantidad de residuos, que contribuye a la degradación progresiva del medio ambiente y que supone una extracción masiva de recursos naturales y cantidades desmesuradas de materias, para las que la naturaleza no tiene capacidad de absorción. Lo peor del caso, es que el problema esta creciendo, ya que la generación de residuos esta aumentando, rebasando la cantidad de un kilogramo por habitante y día, en las grandes ciudades y pueblos.
Algunas personas han dado un giro a su vida apostando por nuevos hábitos más sostenibles apostando por patrones de consumo más responsable, consciente y respetuoso del medio ambiente.
Lauren Singer tiene 24 años y vive en Nueva York. Su filosofía de vida se había enfocado en llevar una cotidianidad más verde y ecológica, pero entró en conflicto consigo misma al darse cuenta de que entre la teoría y la práctica aún le quedaba mucho trabajo por hacer. Una de las cosas que más llamó su atención fue la cantidad de desperdicios que generaba, así como el montón de objetos sin uso, sin valor para ella, apilados por aquí y por allá.
Fue un proceso que llevó tiempo y esfuerzo, pero Lauren ha estado probando pequeños cambios en su rutina hasta llegar a producir un nivel ínfimo de desechos y llevar una vida más verde, más saludable, más ecológica. “Sé lo que estás pensando. Esta chica debe ser una hippie total. O una mentirosa. O no es real. Pero puedo asegurarles que no soy ninguna de esas cosas. Bueno, excepto que soy real. Pero no siempre viví una vida a la que podrías llamar como “cero desechos”, ha explicado.
“Primero, dejé de comprar productos envasados y comencé a llevar mis propias bolsas y jarros para llenarlas con productos a granel en el supermercado. Dejé de comprar ropa nueva y comencé a comprar sólo cosas de segunda mano. Continué haciendo mi propio cuidado personal y aprendí a preparar mis productos de limpieza y belleza. Reduje significativamente mis posesiones al vender, donar o regalar las cosas superfluas de mi vida tales como todas menos una de mis seis idénticas espátulas, 10 pares de jeans que no había usado desde la secundaria y un trillón de artículos decorativos que no tenían ningún significado para mí en lo absoluto”.
Así comenzó a actuar también fuera de casa, en escenarios en los que identificaba que podía generar más desechos. El proceso fue progresivo y tomó más de un año conseguir cambiar totalmente sus hábitos de consumo. “Comprendí que aunque sinceramente me importaban muchas cosas, no estaba personificando mis filosofías. Una vez que acepté eso, me permití a mí misma cambiar, y desde ese momento mi vida ha sido mejor cada día”.
Además de una vida “cero basura”, Lauren comenta que gracias a esto ahora ahorra dinero ya que al comprar alimentos a granel no debe pagar el embalaje, o va a mercados de segunda mano para ropa y otros objetos. También se alimenta mejor, sustituyó muchos alimentos envasados (con conservantes y otros químicos) por consumir una mayor cantidad de frutas y verduras orgánicas, granos y legumbres, la comida local de temporada. Finalmente, se siente más feliz por haber encontrado la forma de llevar a la realidad su pensamiento, además de estar haciendo su parte por hacer de la Tierra un mejor planeta. Su experiencia la ha estado contando a través de su blog.“No comencé a vivir este estilo de vida para hacer una declaración –comencé a vivir de esta forma porque vivir una vida de cero desperdicios es, para mí, la mejor manera que sé cómo vivir que se alinea con todo en lo que creo”.
Lauren, quien renunció al empleo que había ganado en el Departamento de Protección Medioambiental de Nueva York, para empezar su propia compañía de cero desperdicios, The Simply Co., donde elabora y vende productos que ha aprendido a producir a lo largo de estos dos años.
Éstas son sólo algunas de las formas de vida ha mejorado desde que empecé este estilo de vida:
1. Ahorro dinero Hago una lista de la compra con las cosas que realmente necesito para no comprar impulsivamente. Traigo mis propias bolsas y tarros para comprar a granel, lo que me supone no pagar el plus por el embalaje. Y cuando se trata de mi armario, no compro ropa nueva; sino que voy a tiendas de segunda mano y obtengo mi ropa a un precio muy rebajado.
2. Puedo comer mejor. Desde que compro alimentos no envasados, los alimentos que no son demasiado saludables se restringen y son muy limitados, en cambio me alimento de un montón de frutas y verduras orgánicas, legumbres a granel, así como de una gran cantidad de alimentos de temporada y locales, ya que los mercados de agricultores ofrecen increíbles productos no envasados. Así además, contribuyo al comercio local.
3. Soy más feliz. Antes de que adoptara este estilo de vida, me encontraba a mi misma yendo al supermercado cada dos por tres porque no compraba adecuadamente, iba a comprar miles de exfoliantes, cremas faciales, etc. y muchos productos de limpieza. Ahora, en una semana normal voy tan solo una vez a comprar , hago mis propias cremas faciales y productos de belleza, (¡son mucho más fáciles de hacer de lo que la gente se piensa, con ingredientes simples y cotidianos!). No sólo es más fácil y divertido, sino que además es más saludable (todo es sin productos químicos).
fuente: http://www.trashisfortossers.com/
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